El sentido común nos indica que las redes sociales no deberían considerarse fuentes de información confiable; sus características intrínsecas como el anonimato escondido en cuentas falsas, o la virtualidad de la responsabilidad sobre lo que allí está escrito, son razones suficientes para considerarlas solo versiones digitales del chisme y del rumor.

Sin embargo hacen sólo algo más de dos años el 29 de abril de 201, la Agencia de Noticias Fides, una de las más prestigiosas de nuestro medio, en una nota sobre el satélite Túpac Katari citó varias críticas en torno al proyecto, declarando simplemente que “Según redes sociales que hacen referencia a un artículo difundido por la experta en satélites de órbita geoestacionaria Margaret Rouse…”

El hecho pudo quedar como una anécdota que ilustra la inocencia de un periodista que empieza a conocer las redes sociales, si no fuera porque en base a esa nota los enemigos gratuitos de nuestro satélite han hecho correr ríos de tinta, y siguen repitiendo sus erróneos argumentos siempre que tienen ocasión. Las citas más recientes datan de unos días atrás en periódicos tan prestigiosos como “El Deber “ o “El correo del Sur”.

Por respeto a la opinión pública, que merece ser informada con la verdad, es necesario aclarar los conceptos equivocados que se dijeron en nombre de la Sra. Rouse y que se citan con frecuencia en las páginas de nuestros diarios.

En una rápida búsqueda en internet localizamos a la Sra. Margaret Rouse, en su biografía se dice que “escribe y administra WhatIs.com, la enciclopedia y centro de aprendizaje de TI de TechTarget. Es responsible de construir contenido que ayude a los profesionales de TI a aprender a hablar entre sí en sus lenguajes altamente especializados”, no se presenta como una experta en ningún tipo de satélites, disciplina muy alejada del área de Tecnología de la Información (TI), en la que trabaja. Con seguridad la señora Rouse nunca escribió un artículo sobre el satélite Túpac Katari.

La Sra. Rouse habría sostenido que el satélite “no beneficiará a los sectores de la agricultura ni a la educación porque no saca fotos, no reconoce sembradíos y no puede medir variables meteorológicas para predecir inundaciones”. Cualquier estudiante de física o ingeniería sabe que los satélites geoestacionarios de telecomunicaciones no sacan fotos porque la distancia de sus posiciones orbitales, a 36,000 km de altura sobre el nivel medio del mar, representa un obstáculo insalvable para la obtención de imágenes útiles al reconocimiento de sembradíos y a la agricultura; por el contrario, los satélites destinados a estos fines se colocan en órbitas mucho más bajas a 700 u 800 Km de altura desde donde sí se pueden obtener imágenes útiles con los teleobjetivos más avanzados disponibles en la actualidad. Las fotografías y las telecomunicaciones son aplicaciones excluyentes en un satélite.

La nota de la agencia Fides sigue: “También la especialista señaló que este satélite no sirve para evitar catástrofes, no sirve para GPS, ni para uso militar y sólo retransmite televisión abierta”.  Nuestros amigos estudiantes saben también que ningún satélite aisladamente sirve para GPS (sistema de posicionamiento global), que en esta tecnología se determina una posición por la medición de distancias hacia al menos 3 puntos conocidos, es decir hacia tres satélites, y que el sistema GPS requiere al menos de 24 satélites operativos para proporcionar el servicio en todo momento, en cualquier punto de la tierra.

La realidad ha demostrado que nuestro satélite transmite radio y televisión, en definición estándar y en alta definición, telefonía, internet y datos, servicios por lo que se facturan más de 2 millones de dólares cada mes.

No debería ocurrir que medios de prensa de prestigio publiquen en sus páginas conceptos falsos tomados de las redes sociales, el efecto real de confusión o engaño a la opinión pública de estos descuidos, va contra los principios de honestidad y veracidad del periodismo responsable. Hagamos votos porque en el futuro próximo nuestra prensa no vuelva a incurrir en estos errores.