Hacia finales de la primera década del siglo XXI Bolivia era un maravilloso país con serios problemas de comunicación. La geografía boliviana, enclavada en el corazón de Sud américa es posiblemente la más diversa del mundo, desde las llanuras amazónicas, bañadas por caudalosos ríos y cubiertas de tupidas selvas al este, hasta las montañas de la cordillera de los Andes coronadas de nieves eternas al oeste, el territorio incluye una gran variedad de pisos ecológicos, incluyendo una gran meseta a casi 4000 m.s.n.m. que aloja al lago Titicaca y a casi la mitad de la población, la topografía del país es abrupta, con numerosos obstáculos naturales al desarrollo de las infraestructuras viales y de telecomunicaciones.
La demografía boliviana marcaba también extremos en Sudamérica, con 1,1 millones de km2 habitados por solo 10 millones de personas, el 70% de las cuales vivían en zonas urbanas, Bolivia tenía una de las densidades más bajas de la región y una elevada proporción de población rural.
Al llegar al año 2010 los servicios de telecomunicaciones en Bolivia estaban disponibles prácticamente sólo en las ciudades, la gran mayoría de la población rural vivía al margen de ellos en una especie de getto tecnológico que los mantenía en una burbuja de tiempo y espacio, con escasa participación en la vida y la economía nacional. Era el escenario ideal para la implementación de soluciones de telecomunicaciones basadas en tecnología satelital.
A partir del año 2006, Bolivia vivió un periodo de cambios muy profundos, el presidente Evo Morales, primer indígena que asumió el mando del Estado, fijo metas muy ambiciosas e inició proyectos de dimensiones no habituales en el país; a tono con los vientos de cambio, se convocó a una asamblea constituyente que trabajó una nueva carta constitucional que fue promulgada el año 2009.
La nueva constitución, entre otras cosas, determino que las telecomunicaciones son servicios básicos así como lo son la electricidad y el agua corriente; además que en Bolivia, el acceso a los servicios básicos es un derecho y que es responsabilidad del Estado asegurar que los ciudadanos puedan ejercerlo.
Hacia fines del año 2009, se habían reunido todos los elementos de convicción para que el presidente Morales tomara la decisión de adquirir un satélite para el país, dispuso que una comisión interministerial iniciase el desarrollo del proyecto y que se convoque a CGWIC y a otras empresas extranjeras para aportar el know how tecnológico que era necesario.
Las gestiones avanzaron muy rápidamente y se consolidaron en una reunión entre los presidentes de Bolivia y China en Nueva York y con una visita del presidente boliviano a las oficinas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones en Suiza.
Tras todo el trabajo inicial de la comisión interministerial, la Agencia Boliviana Espacial (ABE) fue creada en febrero del año 2010 y recibió como primera misión la gestión e implementación del Programa Satelital Túpac Katari.
Los proyectos espaciales siempre tienen un alto grado de complejidad, en el caso de la ABE, además de resolver todos los problemas del proyecto empezando por la negociación del contrato con CGWIC y del financiamiento con el CDB, se tuvo además que construir una organización desde cero; naturalmente fue una tarea muy compleja que afortunadamente concluyó con éxito principalmente debido a tres factores clave: se pudo conformar muy rápidamente un equipo de profesionales de muy alta calidad y eficiencia, se contó con el decidido apoyo del gobierno boliviano, y con la total colaboración de CGWIC el socio tecnológico elegido para el emprendimiento.
El satélite Túpac Katari 1 fue lanzado al espacio el 20 de diciembre del año 2013, sin un día de atraso en el cronograma y sin un dólar de exceso en el presupuesto, en una operación impecable, que dejó al satélite en la posición designada con todas sus capacidades intactas.
Luego de que el satélite entró en servicio, Entel, el más grande operador de telecomunicaciones del país cuya propiedad se había revertido al estado el año 2008, se convirtió en su principal usuario, mayoritariamente en proyectos de expansión de la cobertura de los servicios a las áreas rurales financiados por el fondo estatal para telecomunicaciones de inclusión social (Prontis).
Hoy a casi 5 años de operación el satélite Túpac Katari ha llevado muchos cambios a las áreas rurales de Bolivia, la expansión de la cobertura de la rede móvil de Entel ha crecido significativamente, y el satélite ofrece en cada metro cuadrado del país las señales de televisión y radio de las redes más importantes, en formato libre para que puedan ser vistas gratuitamente por cualquiera que disponga de un televisor y un kit para televisión satelital que se vende en los mercados del país por un monto inferior a los 40 dólares.
El satélite ya se encuentra con el 70% de su capacidad ocupada y el que se llegue al límite práctico de ocupación es cuestión de tiempo, quizá de unos meses; lo que ha quedado claro es que aun ocupado al máximo no podrá terminar de resolver los problemas de comunicación de los bolivianos, y que hará falta un segundo satélite para ofrecer internet y telefonía a toda la población, como es el objetivo trazado por el Estado.
Sin duda el balance es positivo, casi un tercio de la población boliviana que vive en áreas rurales ha salido del aislamiento y se ha integrado a la vida nacional, las telecomunicaciones les han dado una nueva perspectiva de vida y han disminuido la brecha que les separaba de los citadinos; el país ahora produce la mayor parte de los servicios satelitales que necesita y el aparato productivo ha integrado una nueva actividad de alta tecnología.
Quizá es temprano para evaluar los efectos secundarios del satélite en la economía, en el mejoramiento del nivel de vida de la población rural y de los índices de salud e instrucción pública; es una tarea pendiente, sin embargo, seguramente también en estos ámbitos se podrán ver beneficios.
Entre tanto la ABE ha alcanzado la mediana edad, el grueso de especialistas que se formaron en tecnologías espaciales en China en el marco del proyecto Túpac Katari 1, son ahora profesionales senior que tienen muchas oportunidades laborales en el país y en el exterior, es necesario trabajar en formar una segunda generación de especialistas para el recambio y para llevar adelante los próximos proyectos espaciales.
Paralelamente es también necesario trabajar en el segundo satélite de telecomunicaciones para ofrecer servicios a la población que no pudo ser atendida con el primero, proyectos grandes e infrecuentes requieren también esperar los tiempos políticos, pero con el legado del Tupac Katari 1 confiamos en que los tiempos llegarán y en que la actividad espacial en Bolivia tiene un futuro seguro.
Ivan Zambrana, Director ABE